El Padre de las Luces y sus hijos

The_Golden_Flower_by_TheLionofOZ“Toda criatura, dijo, ya sea visible o invisible,
es una Luz, hija del padre de las Luces.”

Umberto Eco,El nombre de la rosa.

Encontramos al Abad en el templo, junto al altar mayor (…). Ante la refulgente belleza de aquellos sagrados utensilios, no pude contener una exclamación de asombro. Era mediodía y la Luz penetraba a raudales por las ventanas del coro, y con más abundancia aun por las de las fachadas, formando blancos torrentes que, como místicos arroyos de sustancia divina, iban a cruzarse en diferentes puntos del templo, inundando incluso el Altar.

Los vasos, los cálices, todo revelaba la materia preciosa con que estaba hecho: entre el amarillo del oro, la blancura de los marfiles, y la transparencia del cristal, vi brillar gemas de todos los colores y tamaños, reconocí el Jacinto, el topacio, el rubí, el zafiro, la esmeralda, el ónix, el crisolito, el carbunclo, el jaspe y el ágata. Y al mismo tiempo advertí algo que por la mañana, arrobado en la Oración, no había notado: el frontal del Altar y otros tres paneles que formaban su corona eran todos de Oro, y de Oro parecía el Altar por dondequiera que se lo mirase.

El Abad sonrió al notar mi asombro: (…). Estas riquezas que veis, dijo volviéndose hacia nosotros, y otras que veréis, son la herencia de siglos de piedad y devoción… de esta Abadía.

Cuando me deleito contemplando las bellezas de esta casa de Dios, y el encanto de estas Piedras multicolores borra las preocupaciones externas, y una digna meditación me lleva a considerar, transfiriendo lo material a lo inmaterial, la diversidad de las Virtudes Sagradas, tengo la impresión de hallarme, por decirlo así, en una extraña región del Universo, aun no del todo libre en la pureza del cielo, pero ya en parte liberada del fango de la tierra. Y me parece que por gracia divina, puedo alcanzar el mundo superior, por vía analógica…

Mientras así hablaba había vuelto el rostro hacia la nave. Una ola de Luz que penetraba desde lo alto lo estaba iluminando, especial benevolencia del Astro diurno, en el rostro y en las manos, que arrobado en fervor, tenía abiertas y extendidas en forma de Cruz.

Toda criatura, dijo, ya sea visible o invisible, es una Luz, hija del padre de las Luces. Este marfil, este ónix, pero también la piedra que nos rodea, son una Luz, porque yo percibo que son buenos y bellos, que existen según sus propias reglas de proporción, que difieren en género y especie del resto que están definidos por sus correspondientes números, que se ajustan a sus respectivos Órdenes, que buscan los lugares que le son propios de acuerdo con sus diferencias de gravedad, y mejor se me revelan estas cosas cuanto más preciosa es la materia que contemplo, pues, si para remontarme a la sublimidad de la Causa, cuya plenitud me es inaccesible, debo partir de la sublimidad del efecto, y si ya el estiércol y el insecto consiguen hablarme de Divina Causalidad, ¡Cuánto mejor lo harán efectos tan admirables como el oro y el diamante, cuánto mejor brillara en ellos la potencia creadora de DIOS!

Y entonces, cuando percibo en las piedras esas cosas superiores, mi Alma llora conmovida de júbilo, y no por vanidad terrenal o por amor a las riquezas, sino por amor purísimo de la Causa Primera no Causada.

En verdad esta es la más dulce de las teogonías, dijo William de Baskerville con perfecta humildad.

Umberto Eco,
El nombre de la Rosa

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2 respuestas a El Padre de las Luces y sus hijos

  1. miguelaurelio dijo:

    Bendito sea, maravillosa forma de proclamar el reino de la luz que impregna toda criatura en todos los reinos de la naturaleza

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